viernes, 2 de mayo de 2008

La Dinámica de la mente!!!

Solo es posible amar, lo que se conoce!

En la mente existe una potencia de claridad y otra de oscuridad, cada una con características y manifestaciones peculiares y diferentes, como el día y la noche.

Concretamente, la parte de la oscuridad tiene contacto con la historia individual, con tu pasado, así como con el ayer la humanidad a través de un inconsciente colectivo en el cual todos los seres humanos participamos: los que somos, los que fueron y los que seremos.

El nivel inconsciente te conduce hacia una frustración repetida que se alimenta con las mieles de tus continuas caídas y recaídas, de los propósitos nunca conquistados, de las promesas jamás cumplidas.

De manera inconsciente se vive un infierno permanente en el que buscas y no encuentras, quieres y no puedes o puedes pero no quieres, esta es la cualidad más relevante de la parte obscura de la mente:REPETIR Y MULTIPLICAR AQUELLO QUE HA SIDO GRABADO CON LA EXPERIENCIA DE UNA EMOCION PROFUNDA E INTENSA.

Esta cualidad cesa cuando enfrentas de manera consciente la emoción original, la que generó una fractura en el alma, un desgarre en el corazón.

Los recuerdos dolorosos tienden a estar ocultos en las profundidades, por lo que se requiere un gran esfuerzo y compromiso para traerlos a la superficie y con ello hacerlos conscientes.

Una segunda potencia de la mente humana corresponde al NIVEL ESPIRITUAL (y que nada tiene que ver con lo religioso) O SUPRACONSCIENTE, o más allá de la conciencia. A este nivel se llega con la certeza interior de que existe algo o alguien más grande que tus problemas, que tus carencias, que tus errores: más grande que la vida misma y mucho más grande que todo el dolor y sufrimiento almacenado en el alma. Para llegar a este nivel no se requiere conocimiento o información exclusivamente intelectual, sino más bien mediante el sentimiento, sin que éste se encuentre reñido con la posibilidad de conocer, comprender y manipular leyes y características propias de esta potencia.

Mientras la potencia de claridad en la que navega el supraconsciente equivale a una apertura espiritual donde se termina el conflicto y la dualidad, ya que al penetrar en ella se permanece en un constante ascenso hacia la conquista de la genuina libertad, misma que te permite realizar tus más preciados sueños, vivir a cada momento en plenitud, dueño de tus emociones.

Los pensamientos, por muy optimistas o positivos que parezcan, en tu mente son sólo como olas que vienen y van. Si estos propósitos no surgen de un nivel consciente sostenido por el conocimiento de lo que realmente eres, de tus necesidades emocionales genuinas, tienden a desvanecerse e incluso, a transformarse en pensamientos y sentimientos negativos, destructivos que te atormentan sin cesar, manteniéndote esclavo y preso en un mar de emociones de confusión y dualidad, que vienen y van, haciéndote parecer, además, inconstante y endeble, dudando cada vez más de ti, de la vida.

En tu mente existe esta tendencia hacia la represión, y los sentimientos y pensamientos te llevan a sentir una vez más el dolor de la frustración, de la impotencia y de la autodevaluación.Pero además, cargado de culpa, de vergüenza y de resentimiento contra los demás, contra la vida, y como siempre, contra Dios.

Esta es la dinámica de la mente.

Si no has realizado un esfuerzo de conciencia, si tu niño interior continúa siendo un desconocido para ti, no hay forma de sustentar un crecimiento sólido y sostenido, una auténtica transformación interior.

Sólo que existe un requisito casi siempre ignorado: hacer conciencia, enfrentar el dolor original que generaron fracturas en tu alma de niño, para poder transformar este dolor en energía positiva que te impulse hacia la apertura del espíritu.


En la mente existe una potencia de claridad y otra de oscuridad, cada una con características y manifestaciones peculiares y diferentes, como el día y la noche.

Concretamente, la parte de la oscuridad tiene contacto con la historia individual, con tu pasado, así como con el ayer la humanidad a través de un inconsciente colectivo en el cual todos los seres humanos participamos: los que somos, los que fueron y los que seremos.

El nivel inconsciente te conduce hacia una frustración repetida que se alimenta con las mieles de tus continuas caídas y recaídas, de los propósitos nunca conquistados, de las promesas jamás cumplidas.

De manera inconsciente se vive un infierno permanente en el que buscas y no encuentras, quieres y no puedes o puedes pero no quieres, esta es la cualidad más relevante de la parte obscura de la mente:REPETIR Y MULTIPLICAR AQUELLO QUE HA SIDO GRABADO CON LA EXPERIENCIA DE UNA EMOCION PROFUNDA E INTENSA.

Esta cualidad cesa cuando enfrentas de manera consciente la emoción original, la que generó una fractura en el alma, un desgarre en el corazón.

Los recuerdos dolorosos tienden a estar ocultos en las profundidades, por lo que se requiere un gran esfuerzo y compromiso para traerlos a la superficie y con ello hacerlos conscientes.

Una segunda potencia de la mente humana corresponde al NIVEL ESPIRITUAL (y que nada tiene que ver con lo religioso) O SUPRACONSCIENTE, o más allá de la conciencia. A este nivel se llega con la certeza interior de que existe algo o alguien más grande que tus problemas, que tus carencias, que tus errores: más grande que la vida misma y mucho más grande que todo el dolor y sufrimiento almacenado en el alma. Para llegar a este nivel no se requiere conocimiento o información exclusivamente intelectual, sino más bien mediante el sentimiento, sin que éste se encuentre reñido con la posibilidad de conocer, comprender y manipular leyes y características propias de esta potencia.

Mientras la potencia de claridad en la que navega el supraconsciente equivale a una apertura espiritual donde se termina el conflicto y la dualidad, ya que al penetrar en ella se permanece en un constante ascenso hacia la conquista de la genuina libertad, misma que te permite realizar tus más preciados sueños, vivir a cada momento en plenitud, dueño de tus emociones.

Los pensamientos, por muy optimistas o positivos que parezcan, en tu mente son sólo como olas que vienen y van. Si estos propósitos no surgen de un nivel consciente sostenido por el conocimiento de lo que realmente eres, de tus necesidades emocionales genuinas, tienden a desvanecerse e incluso, a transformarse en pensamientos y sentimientos negativos, destructivos que te atormentan sin cesar, manteniéndote esclavo y preso en un mar de emociones de confusión y dualidad, que vienen y van, haciéndote parecer, además, inconstante y endeble, dudando cada vez más de ti, de la vida.

En tu mente existe esta tendencia hacia la represión, y los sentimientos y pensamientos te llevan a sentir una vez más el dolor de la frustración, de la impotencia y de la autodevaluación.Pero además, cargado de culpa, de vergüenza y de resentimiento contra los demás, contra la vida, y como siempre, contra Dios.

Esta es la dinámica de la mente.

Si no has realizado un esfuerzo de conciencia, si tu niño interior continúa siendo un desconocido para ti, no hay forma de sustentar un crecimiento sólido y sostenido, una auténtica transformación interior.

Sólo que existe un requisito casi siempre ignorado: hacer conciencia, enfrentar el dolor original que generaron fracturas en tu alma de niño, para poder transformar este dolor en energía positiva que te impulse hacia la apertura del espíritu.



2 comentarios:

Venus dijo...

ejelé este post lo escribiste pensando en mí verdad... eejejeje, Conny... me has dejado una muy buena tarea... a empezar a analizarla y hacerla...

Saludos!

Irena de O dijo...

Conny
Me cautivo este artículo de principio a fín.
Te sigo leyendo
Saludos